Por Julio César Clavijo Sierra

Los trinitarios saben que la Biblia no contiene si quiera la formulación más simple del dogma trinitario, ni tampoco presenta esa "doctrina" por ninguna parte; pero aún ellos se aferran al trinitarismo, porque han sido entrenados para aceptar que los "símbolos de fe" trinitarios, son la esencia de una cierta "tradición sagrada" que aún cuando no quedó plasmada en la Biblia, debe ser aceptada como parte de la revelación progresiva de lo que ellos llaman la doctrina cristiana.



Para comprender el trinitarismo, es necesario conocer las fuentes primarias de sus enseñanzas, que corresponden principalmente a tres escritos o “símbolos de fe", que son: el llamado Credo de los Apóstoles, el Credo Niceno y el Credo de Atanasio. Ninguno de éstos llamados “Credos Ecuménicos” fue escrito por los apóstoles, ni siquiera aquel credo que ha sido etiquetado con el nombre de ellos.



Los trinitarios creen que la Santa Escritura presenta la doctrina de Dios de una manera embrionaria, infantil, no formada, o como un capullo de doctrina; mientras que sus “símbolos de fe” (especialmente el Credo de Atanasio), sí presentan la doctrina sobre Dios de una manera desarrollada, madura, formada, o como una flor doctrinal. Con eso, ellos demuestran que no creen que la Biblia sea suficiente en materia de fe, pues piensan que esos escritos post-bíblicos son superiores a la Biblia. Esta es una constante de todas las sectas, que se caracterizan por confiar más en otros ciertos escritos, que en la Biblia. Las sectas trinitarias (en sus ramas católica romana, ortodoxa griega o protestante), al igual que otras sectas como los “testigos de Jehová”, los mormones y la “ciencia cristiana”, hacen uso de escritos extrabíblicos para reinterpretar la Escritura.



El llamado Credo de los Apóstoles no fue obra de los Apóstoles, pues data de los últimos años del siglo III, y tiene un origen occidental posiblemente romano.



El Credo de Nicea, data del año 325 d.C. Los trinitarios han declarado que “como norma de fe el Símbolo de Nicea constituye el primer escrito que hay que creer como la Santa Escritura y después de ella, por expresar la verdad revelada por Dios” y además que con ese símbolo “la tradición comienza a escriturarse… Biblia y Tradición trasmitidas por el Magisterio de la Iglesia hallan en el Símbolo de Nicea una síntesis doctrinal” (El Símbolo Niceno. Gran Enciclopedia Rialp).



El Credo de Atanasio, es aproximadamente del 470 d.C. Es el escrito más antiguo que presenta de manera detallada y completa la confesión de fe trinitaria, siendo definitivamente el escrito en el cual los trinitarios basan su fe y con el cual reinterpretan la Biblia. Dicho credo no fue escrito por Atanasio, y aun todavía no existe una decisión unánime de quien pueda ser su autor. Entre sus posibles autores se encuentran Vicente de Lérins, Ambrosio de Milán, Cesáreo de Arlés, Fulgencio de Ruspe, Nicetas de Ramesiana, Hilario de Poitiers, Honorato de Arlés, Hilario de Arlés, Martín de Braga, Eusebio de Vercelli y otros. También existe mucha polémica respecto a su lugar y fecha de origen. “Se conserva un documento de Autun, del año 670, obligando a los clérigos a aprenderlo de memoria” (El Símbolo Quicumque. Gran Enciclopedia Rialp). El catecismo de la Iglesia Católica afirma que: “este Símbolo es el sello espiritual, es la meditación de nuestro corazón y el guardián siempre presente, es, con toda certeza, el tesoro de nuestra alma” (Catecismo de la Iglesia Católica, Los Símbolos de la Fe).





La Biblia y El Credo de Atanasio

Aun cuando los trinitarios afirmen que el Credo de Atanasio es la presentación formada y madura de la doctrina cristiana, los verdaderos cristianos sabemos que la Biblia nos advierte contra todo aquel que adultere la Palabra de Dios (2. Corintios 4:2, Apocalipsis 22:18-19). Y precisamente eso fue lo que hicieron quienes inventaron el Credo de Atanasio, adulteraron la Palabra de Dios, imaginando cosas sobre Dios que la Biblia no enseña, utilizando definiciones y terminologías espurias que nunca estuvieron ni en la mente ni en los labios de los profetas y de los hombres que escribieron la Santa Escritura. Aun así, los trinitarios se atreven a sostener que la doctrina expresada en el Credo de Atanasio, se constituye en norma obligante para poder “interpretar” la Biblia.



La Biblia nos enseña que el principal mandamiento consiste en creer que hay un Dios y amarle con todo el corazón (Marcos 12:29-30), pero contrario a ese mandamiento, el Credo de Atanasio nos habla de creer en un dios compuesto por tres personas y de adorar a una trinidad. La Biblia nos enseña que Jesús es Dios manifestado en carne (Isaías 9:6, Mateo 1:23, 1. Timoteo 3:16), pero contraria a esa verdad de la Escritura, el Credo de Atanasio presenta a “otro Jesús” y habla de él como una persona, que comparte su gloria con otras dos personas que son coiguales con él en toda perfección y atributos. La Biblia proclama ser la revelación definitiva de Dios para el hombre (2. Pedro 1:19-21), pero el Credo de Atanasio se presenta como superior a la Biblia, y como la llave para reinterpretar la Escritura.



En síntesis, el Credo de Atanasio es una profanación de la Palabra de Dios y es un insulto a la inteligencia humana.

 

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