Por Armando Pérez Muños

  1. 1. El dogma de la trinidad fue introducido en la cristiandad tres siglos después de que Jesucristo fundó su verdadera iglesia y cuando todos los apóstoles ya estaban muertos. Los cristianos que no creían en ese nuevo dogma, eran perseguidos y asesinados por quienes lo impusieron dentro de la cristiandad. Jesucristo y los apóstoles nunca utilizaron la violencia para expandir la doctrina cristiana. Dios no forza al hombre a creer en Él y en sus doctrinas, como sí lo hicieron los iniciadores de la doctrina de la trinidad, quienes incitados por el diablo perseguían y mataban a los cristianos primitivos que se negaban a creer en esa falsa doctrina (Apocalipsis 17:6).

    2. La Biblia no registra las palabras “trinidad”, “santísima trinidad”, “Dios Hijo”, “personas divinas”, y nunca habla de 2 o 3 “personas divinas”. Al contrario, la Biblia afirma y reafirma en varias ocasiones la existencia de un solo Dios Creador y Salvador, pero nunca dice que Él sea tres en



    3. La Biblia no registra un solo “bautismo trinitario” en la iglesia primitiva. En cambio, sí registra la evidencia de miles de bautismos hechos en el Nombre de Jesucristo, los cuales fueron realizados por los discípulos de Jesucristo, quienes recibieron las enseñanzas directas y fueron instruidos por el propio Señor Jesucristo. Ellos entendieron que Jesús los mandó a bautizar EN EL NOMBRE, el cual es JESÚS.  Mateo 28:19 habla de UN SOLO NOMBRE pero no lo menciona. Hechos 2:38 menciona de manera explícita que EL NOMBRE QUE DEBE SER USADO EN EL BAUTISMO ES JESÚS. Filipenses 2:9-10 enseña que JESÚS ES EL NOMBRE SUBLIME, y Hechos 4:11-12 expone que JESÚS ES EL ÚNICO NOMBRE BAJO EL CIELO EN EL CUAL PODEMOS SER SALVOS. 



    Los que enseñaron y practicaron el bautismo en el nombre de Jesucristo, fueron los fundadores de la verdadera iglesia;  y no los que tres siglos después inventaron y desarrollaron el dogma de la trinidad y el llamado “bautismo trinitario”. El dogma de la trinidad viene de Babilonia, la madre de todas las abominaciones de la tierra, y todos los que continúan con sus prácticas son sucursales de ella (Apocalipsis 17:5). Los que iniciaron el bautismo en el nombre de Jesucristo, fueron inspirados por el Espíritu Santo para escribir las Sagradas Escrituras y para mencionar el nombre de Jesús en el bautismo desde el día en que fue derramado el Espíritu Santo, a fin de cumplir con el mandamiento registrado en Mateo 28:19. El bautismo en el nombre de Jesucristo es el único bautismo aceptado por Dios y su verdadera iglesia, y no hay otro (Efesios 4:5).  



    Los siguientes puntos son una cruda verdad del “bautismo trinitario”. 



    En el “bautismo trinitario” no hay perdón de pecados, pues no se invoca el nombre de Jesucristo (Lucas 24:47, Hechos 2:38, 4:12 y 22:16). Te pregunto:  ¿Crees que a la hora del bautismo lo que hace que tengas perdón de pecados es el agua en la que te sumergen, el ministro que te bautiza, o la razón social del grupo religioso con el que te congregas? ! No! ¡Nada de eso puede lograr que tus pecados sean perdonados! ¡Lo que logra tu perdón es la INVOCACIÓN DEL NOMBRE DE JESUCRISTO! El llamado “bautismo trinitario” no es nada más que un baño, pero nunca sirve para el perdón de los pecados, pues nunca se invoca allí el santo nombre de Jesucristo (Lucas 24:47, Hechos 2:38, 4:11-12 y 22:16). Esa es la razón por la cual muchos trinitarios insisten en que el bautismo no es para perdón de pecados, pues es verdad que ningún “bautismo trinitario” sirve para alcanzar el perdón de Dios, y de cierta manera  los trinitarios entienden eso. Contrario a lo que piensan los trinitarios, la Escritura sí nos enseña que el bautismo bíblico en el nombre de Jesús nos salva (1. Pedro 3:21).



    En el llamado “bautismo trinitario” no se obedece el mandamiento de Mateo 28:19, porque no se invoca el nombre del Padre. ¿Cuál es el nombre del Padre? Ese nombre es Jesús, porque el Padre enseñó que cuando Él se manifestara en carne daría a conocer su nombre (Isaías 52:6) y el único nombre que fue dado a conocer por el Hijo (su manifestación en carne) fue Jesús (Juan 17:26, Hebreos 2:12). Si en verdad obedecieran Mateo 28:19 invocarían el nombre del Padre el cual es JESÚS. Padre, Hijo y Espíritu Santo no son un nombre, sino roles u oficios de un Dios que ha revelado en este tiempo de la gracia su nombre sublime para salvación, el cual es JESÚS. La Biblia es clara al afirmar que sólo hay un Señor el cual es Jesucristo (Efesios 4:5, 1. Corintios 4:6). El Señor Jesús es el Espíritu Santo en el cual hay libertad (2. Corintios 3:17) y que prometió estar con su iglesia todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20).



    4. La trinidad no es una doctrina confiable, y llena de muchas contradicciones y confusión a quienes la practican. Por ejemplo, por un lado proclama que el Hijo es eterno, pero por otro lado declara que el Hijo fue engendrado, sin discernir que los términos eterno y engendrado son absolutamente opuestos y contradictorios. La Biblia enseña que la función de Hijo (o de humano perfecto y sin pecado) empezó cuando un ser humano fue engendrado por el Espíritu Santo (que es Dios) en la virgen María (Mateo 1:20, Lucas 1:35). 



    La mayor contradicción (o absurdo) que confiesa la herejía de la trinidad, es la de “tres personas” que son cada una llamada Dios y que tienen voluntad propia, siendo todas esas personas omniscientes, omnipresentes y omnipotentes, pero aún así no constituyen tres dioses sino un solo Dios.



    Por todos los errores, absurdos y contradicciones evidentes de ese dogma llamado trinidad, es que sus seguidores dicen que uno no debe preocuparse por entenderlo sino por aceptarlo aun cuando contradiga toda lógica, y que debe dársele un valor semejante al que todo creyente le da a la Palabra de Dios.  Pero la Escritura nos enseña que “Dios no es Dios de confusión sino de paz” (1. Corintios 14:33). Por lo cual concluyo que los trinitarios (al igual que los saduceos del ayer) yerran mucho ignorando las Escrituras y el poder de Dios (Mateo 22:29).

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